En la presentación de nuestro Blog, no puede faltar, un poema extraordinario de Gianni RodariLa oreja verde”.

Pensamos que es un texto que deberíamos leer todos los adultos, para recordar de dónde venimos y ser capaces de reaprender a escuchar y ver con atención, lo que nuestros niños nos quieren contar/mostrar.

 

Un día, en el Expreso Soria Monteverde,
vi subir a un hombre con una oreja verde.
Ya joven no era, sino maduro parecía,
salvo, la oreja que verde seguía.
Me cambié de sitio para estar a su lado
y observar el fenómeno bien mirado.
Le dije: Señor, Usted, tiene ya cierta edad,
dígame, esa oreja verde, ¿le es de alguna utilidad?
Me contestó amablemente: yo ya soy persona vieja,
pues de joven sólo tengo esta oreja.
Es una oreja de niño, que me sirve para oír
cosas que los adultos nunca se paran a sentir:
Oigo lo que los árboles dicen, los pájaros que cantan,
las piedras, los ríos y las nubes que pasan,
oigo también a los niños, cuando cuentan cosas
que a una oreja madura, parecerían misteriosas.
Así habló el Señor de la oreja verde
aquel día, en el Expreso Soria Monteverde.

Gianni Rodari

 

Rodari nos explica cómo el paso de los años hace que vayamos perdiendo la “oreja verde”, esa que es la base de la imaginación, la creatividad, la libertad de pensamiento infantil sin prejuicios, la del juego como herramienta fundamental del aprendizaje y en consecuencia de la felicidad.